martes, 26 de junio de 2012

ANTOLOGÍA: LA PALABRA ES LA FLOR





LA PALABRA ES LA FLOR – POESÍA MAPUCHE PARA NIÑOS
RAYENGEY TI DUNGUN – PICHIKECHE ÑI MAPUCHE KUMWIRIN

El Programa de Educación Intercultural Bilingüe del Mineduc ha editado, en noviembre del 2011, una antología de poesía mapuche para niños. La gestión es del poeta Jaime Huenún quien se dio el trabajo de contactar a los/as 32 poetas para solicitar su participación. Ellos son:

Pedro Aguilera Milla
Lorenzo Aillapán Cayuleo
César Ancalaf
Amalia Andaur Huechante
Cristian Antillanca
David Aniñir
Jaqueline Caniguán
Víctor Cifuentes Palacios
Marcial Colín Lincolao
Bernardo Colipán
Juan Huenuán Escalona
Jaime Luis Huenún Villa
María Inés Huenuñir
Omar Huenuqueo Huiaquinao
Paulo Huirimilla Oyarzo
Juana Lancapichún
María Isabel Lara Millapán
Emerson Licanleo
Leonel Lienlaf
Carlos Levi Reñinao
Ricardo Loncón
Faumelisa Manquepillán
César Millahueique
Roxana Miranda Rupailaf
Maribel Mora Curriao
María Teresa Panchillo
Eliana Pulquillanca
Erwin Quintupill
Ramón Quichiyao
Fernando Raguileo
José Teiguel
Miguel Utreras Imilmaqui

Dice Jaime Huenún en los agradecimientos iniciales que el libro “es fruto de la convergencia de diversas voluntades, especialidades y conocimientos”, refiriéndose a los/as poetas participantes, a quienes gestionaron (funcionarios/as del Mineduc), a las ilustraciones (Eduardo Rapimán), a la traducción al mapuzugun (Rosendo Huisca), al diseño gráfico (Carlos Urrea) y la propuesta didáctica (Maribel Mora Curriao) con que finaliza.

Ciertamente resulta estimulante que el Mineduc se haya embarcado en la aventura de publicar un libro de “poesía mapuche para niños”. En mi opinión refleja un reconocimiento, una breve fracción de lo por cancelar a propósito de la deuda histórica con nuestro pueblo. El modo en que este acontecimiento se desarrolla y finaliza es harina de otro costal.

El público lector no necesariamente ha de pensar que los poemas publicados fueron escritos pensando en los niños/as. Creo que pocos de nosotros hemos escrito intencionalmente con el intento de llegar exclusivamente a un público infantil. Aparte de Paulo Huirimilla y quien escribe este comentario[1], no conozco otros casos. Puede que los haya. De ser así, es de esperar que muy pronto vayan saliendo a la luz. Nuestros niños y niñas necesitan que nos ocupemos de ellos, que les ofrezcamos nuestra versión – intencionada – acerca de diversos aspectos del ser mapuche (la conexión con la naturaleza, la cosmovisión, las experiencias en la ciudad, la discriminación, el estudio y la escuela chilena, el trabajo, la familia, el lof, la organización tradicional, la reciprocidad, las expresiones artísticas, la oralidad, la entretención, los viajes, la historia, etc.), porque bien dice Huenún cuando expresa que “A través de la poesía, el lenguaje adquiere características especiales y se convierte en una herramienta que revela las maravillas y los dolores del mundo y de la vida”.

Sin desmerecer el enorme esfuerzo y sin dejar de agradecerlo, quiero expresar que:

-          Se echa de menos la incorporación de otros/as notables; particularmente, se hace notar la ausencia de los/as poetas mapuche del Puelmapu (lo que queda de nosotros al otro lado de la cordillera).
-          El alfabeto empleado para la traducción al mapuzugun no es el unificado (académicos), ni el azümchefe (CONADI), ni el Raguileo (Anselmo Raguileo), aunque es más próximo al segundo de ellos. Por ejemplo, se utiliza “d” en lugar “z” en el título; también se observa el uso de tilde en más de una ocasión y el uso de guión en situaciones diferentes a las que indica el azümchefe. Todo eso en una breve mirada de profesor, aunque mi especialidad no es la denominada educación intercultural[2].

En la parte final se agrega un glosario de palabras mapuche, antecedentes de los poetas antologados (menos Carlos Levi), y una propuesta metodológica de la poeta Maribel Mora, que fundamenta, contextualiza y sugiere actividades y bibliografía para desarrollar en el aula (desde 3º año hasta 8º año de educación básica).

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Una vez más mis agradecimientos a todos quienes hicieron posible esta antología. Es de esperar que no sea la última, pues también existen los estudiantes de enseñanza media, los de la educación de adultos y los de los establecimientos tecnológicos, entre otros.

A modo de anécdota, en lo que a mí se refiere. Los dos poemas de mi autoría que aquí se publican fueron entregados a Jaime sin título, pues muchos de mis trabajos los he dejado así. Este compañero de ruta ha llamado “Sobre el arte de tejer” al primero de ellos y “La lagartija” al segundo.

En el último tiempo – como ya referí – he estado tratando de finalizar mi proyecto de libro de poesía pensado en los niños como destinatarios, y he decidido llamar “Por leña” al segundo. El otro, permanece sin título (pueden leerlo en este mismo blog. Ver etiqueta "El arte de tejer").

Estos dos poemas los escribí en prosa e intencionalmente se parecen a un relato tradicional (epew), porque reconozco que mi primer contacto con la poesía fueron los relatos y las canciones escuchados a mis padres.

Si los profesores/as desean contar con este libro en su aula, pueden solicitar a su director/a que lo pida al Mineduc. Entiendo que habrá o existe una distribución a escuelas, pero no dispongo de otros detalles o información, por ahora.

Por leña

Teníamos un tronco viejo, grande, enorme. Día a día íbamos a él, a quitarle astillas para el fogón. Invadíamos el hogar de las arañas, pero debíamos seguir.

Desde lo alto la lluvia caía interminable. Las arañas salían de sus grietas y buscaban presurosas otro refugio en que dormir.

Hubo un día en que el filo del hacha abrió de pronto una rendija. Fue como un relámpago golpeando la madera. Vi agitarse un cuerpo oscuro y alargado. Así, tan rápido como me vino la imagen de un ciempiés, recordé que habitan bajo el suelo.

Era una vieja amiga de la infancia emergiendo – de entre la rígida blancura de la leña – su opaco y blando cuerpo de lagartija adormecida.

No era la flecha vestida de azul, verde y amarillo de los veranos, la eterna enamorada del sol. Era, lentamente, como extraviada, bajando para perderse en lo bajo del tronco en que la hallé.

Más tarde llegaron el temporal y la noche para quedarse hasta el amanecer. Y me quedé pensando, mirando la nada oscura que rodeaba la casa.

El tronco había quedado allí, y en los días siguientes no volví, no volví. Todo se detuvo, hasta unos días después en que no estaba.

Me fui a caminar por entre las sombras de los árboles. Me fui a caminar bajo la oscuridad nublada de la noche y hasta muy tarde no pude allegarme hasta la rueda del fogón.

Esa noche, junto con ser fría, llegó a ser la más extensa, la más solitaria y silenciosa de ese invierno.

Bibliografía:
-          Huenún, Jaime. Rayengey ti dungun. Pichikeche ñi mapuche kumwirin. Programa de Educación Intercultural Bilingüe. Mineduc, 2011.
-          CONADI. Azümchefi. Grafemario Único del Idioma Mapuche. Unidad de Cultura y Educación, 1999.
-          CONADI. Azümchefe. Hacia la escritura del Mapuzugun. Departamento de Cultura y Educación, 2003.
-          Raguileo, Anselmo. Curso de Monitores para la Enseñanza de la Escritura de la Lengua Mapuche[3]. Guía Nº 1. Departamento de Comunicaciones, CAPIDE, 1989.


[1] Llevo varios años preparando un conjunto de poemas pensando en los niños de siempre, particularmente los de mi Saltapura. De ese proyecto fueron tomados los dos que se publican en “La palabra es la flor”.
[2] El azümchefe admite el uso de la “z”, lo mismo que Raguileo, en lugar de “d” (Unificado). Así el título debiera escribirse “Rayenhgey chi zungun” (Azümchefe), “Rayehgey ci zugun” (Raguileo) o “Rayenngey chi dungun” (Unificado). (Si estoy equivocado, háganmelo saber, por favor)
[3] Este folleto presenta correcciones – hechas a mano – por el mismo autor y fue facilitado por Ruby Raguileo, hija de don Anselmo.