por Erwin Quintupill
Nos visitó para estar presente y participar en el acto artístico con que se cerró el 8º Mingako Kultural que organizo en mi Saltapura. De allí me surgió la idea de conocer más a fondo a quienes nos visitan. He aquí las preguntas y respuestas a Marjorie, venida desde la capital del Reyno (ironía de un amigo no mapuche):
Fotografía: Jorge Sir
¿Desde cuándo escribes
poesía? ¿Cuál fue tu motivación inicial y cuál es ahora?
Creo que nací haciéndolo. Cómo dije, me he caracterizado por ver en el mundo, lo que muchos no
ven. Pero dudo también si la palabra ‘poeta’ es la más acertada. Creo que uno escríbeme
imágenes, relatos de habla, de momentos.
Sobre el tiempo, hay un momento crucial en mi
vida. Que es cuando después de vivir en la ciudad de Valdivia, retornamos junto
a mis pequeñas hijas en ese entonces, a Santiago nuevamente. No fue fácil! Tuve
una vez más que encontrarme con lo agreste! Venía ya con otra consciencia, en
Val-lluvia. Un día estaba todo mal. Se juntaron muchos
acontecimientos: trabajaba lejos, las movilizaciones de los estudiantes… eran
tan bellas! Gozaban de mucha estética, mucha expresión, mucho color. En este
tiempo, sucedían otros episodios tristes, en este encuentro con la gran ciudad.
Uno de ellos, fue mi hija Esperanza enferma -creo que en mi vida, los dolores
más tristes, han sido los relacionados con ellas- Entre esos días de
movilizaciones, e hijas enfermas tuve pewmas bastantes vivos e intensos, en uno
de ellos aparece un texto escrito. Sólo vi la puntuación final. Con comas y
puntos. Luego, después de días, nace ‘La Esperanza está en cama’ así lo titulo
yo! Es la construcción de un texto, muy triste, que entre -todo- rememora el
esguince de pequeñita y la prisión de esta ciudad tan grande.
¿Hay algún libro terminado?
En ese periodo, escribí mucho. Al deseo, al
anhelo, a lo oscuro, a lo bello. Así nace ‘Pensamientos Letrados’ Yo lo llamo,
así a un conjunto de textos, que vienen de pewmas, como dije y de otros
encuentros con las palabras.
¿Qué es lo que te motiva
escribir? ¿Existe algún tema en particular que estés abordando a través de
la poesía?
Siguiendo con los episodios… Los más
destacados, ha sido en el sur. Recuerdo una vez que volví a la tierra de mi
padre y fue tanto el impacto. Que al regresar me quedé sin voz, literalmente la
impresión de muchas visiones me absorbió la garganta, y recuerdo que la ‘sané’
con letras… Además de trabajar en mímica un par de días, con unos pichikeche
bien alegres.
Como tema particular, creo que es cuando me
toma el -am- y me sube al pensamiento. Eso escribo. Así lo gozo, porque fluye.
Creo que como tema específico, es el salirse nom’as. Es la voz de adentro, la
que escribe.
Entiendo que naciste en la
ciudad; pero, supongo que hubo un momento en que tuviste contacto con el
mundo mapuche rural… ¿Cómo ocurrió y qué impresión te dejó en ese momento?
Posteriormente, ¿has tenido alguna reflexión diferente sobre ese mismo
hecho?
Nací en la ciudad y los contactos con el
mundo rural, fueron en mi infancia. Primero en el campo de Quidico-Yani, dónde
íbamos de visita. Y otros los tengo, porque siempre viajé con mis padres en un
furgón que teníamos y en entre recuerdos vagos. Memorizo, que íbamos a vender
sacos y salían papay y ñañitas con vestimenta. Yo era tanto lo que preguntaba,
que fui poco a poco incorporando esta distancia entre lo rural y lo urbano.
También quién era yo, por supuesto, esos hechos sirvieron mucho para reafirmar
mi identidad cultural en la fvxa warria.
Con el tiempo, después de vivir una vida muy
corriente en Santiago. Estudiando, socializando y trabajando últimamente con el
mestizaje urbano, asumiendo incluso este sitio. Pienso que el mejor espacio
para vivir, es el rural. Principalmente por el valor del silencio, para
escuchar y escucharse.
¿Cuál ha sido tu relación
con lo urbano, desde tu ser mapuche?
Pucha! Qué buena pregunta! Acá finalmente
inviertes mucho esfuerzo para mantenerte en equilibrio en yoga por ejemplo, o
seleccionando inclusive, qué hacer y no hacer para mantenerse ‘quieta’
internamente.
En términos gráficos me relaciono como una vil
rebelde, voy, hago y asisto a lo que estimo va de acuerdo a mi ritmo de vida e
intereses. No me doy muchas vueltas pensando, en qué es lo correcto o no. A
veces se pasa mejor que otras, pero trato de mantener mi consciencia despierta.
Atenta principalmente a lo humano, desde cómo entiendo y conceptualizo éste.
Así he criado a mis hijas y creo que debe seguir así, siempre.
¿Cuál fue el motivo para
asistir al 8º Mingako? ¿Qué impresión tienes de lo vivido en saltapura?
Fui por curiosidad principalmente. La verdad es que te
tenía en mi mensajero hace mucho rato, incluso me recuerdo que alguna íbamos a
ir con las niñas, justo ese verano que me trasladé a Valdivia. Y no llegamos.
Luego de conocerte, quise concretar lo que deje a medias y fui a conocerlos.
Mis impresiones son las mejores, tal cómo te
dije. Tienes una familia muy acogedora, muy grata y con eso me quedo. Y admiro
la libertad que han podido mantener para desarrollar la identidad de cada uno y
una de ustedes.
Pienso que como acción el Mingako Kultural, notable!
Refuerza memoria, identidad cultural, oralidad y un montón de hechos que a cada
quien que asiste lo graba, me imagino lo potente que puede resultar para Heyeh
con el tiempo.
Mis impresiones son las mejores, sin duda. Siempre
es bueno que se auto eduque el saber, resulta más significativo y conduce más
rápido a los logros. Y cada uno poniendo de su parte, resulta maravilloso.
Fotografía: Jorge Sir
Algunos textos expuestos por Marjorie en el 8º Mingako:
Ver
Es
mejor tener los ojos
En
el aguacero
Que
en la mirada
Nublada
de rostros
Enceguecidos
por el consumo.
Es
mejor bailar un tango
Que
sonreírme con la
Violencia,
Es
mejor mirar tus ojos
A
pesar que me
Impidan
abrir
Los
míos.
Añoranza
Cuando llovía mucho, la
calle se inundaba sin poder atravesarla, mojándome los zapatos o literalmente, meter
los pies al agua. Allá, las calles estaban despejadas. Mirar el verde,
recomponía cada vez más, el respiro profundo que llena el espacio que está sobre
mis pechos. Acá también había verde, se asomaba cada vez, que sigilosamente abría
la cortina y miraba hacia la copa del árbol, que cubría mi cuadro. Ese ángulo
perfecto para pensar positivamente, y mirar la lluvia con más calma.
-¿La mañana?
-Sí, la mañana…
-¡Eres la mujer más bella!
-Sí, si lo eres.
Los pájaros cantan, justo
en el árbol que planté junto a mi padre. Me recuerdan todos los días que salió el
sol, anunciando el claro de luz, por la misma ventana que ahora escucho la
lluvia…
-Allá?
-Sí, allá!
Comienza
con otros pájaros. Con un techo de zinc golpeando la melodía perdida, en una
percusión intensa. Para de un brinco, llamar el hacha y en el frío, justo frente
al canelo, comenzar el día.
(Textos inéditos, facilitados por la autora a Erwin Quintupill)
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