--------
Mi buen amigo, aunque siempre con algún retraso, te hago
llegar mis comentarios sobre tu presentación en San Pedro.
Conversé bastante al respecto con Jorge y
Alicia, y coincidimos en que -a diferencia de otras presentaciones tuyas que he
podido ver- esta me pareció más sólida y completa.
A qué me refiero. En otras ocasiones sólo has
presentado tu trabajo poético, lo que inevitablemente -más allá de que me guste
o no lo que escribes- cobra un matiz más cercano a la monotonía (en general,
siento que la poesía -cualquiera sea su tipo, origen o corriente- es un
lenguaje estructuralmente reiterativo, aunque formalmente lleno de potenciales
expresivos, los que al encasillarse en dicha estructura -con cadencias, ritmos
y tiempos predecibles- ven menguada su efectividad). Aunque esto último más
tiene que ver con la poesía recitada que con la escrita, pues al leer es más
probable que cada lector otorgue sentidos, tiempos y pausas acordes con lo que
él siente mientras lee (en mi caso, por ejemplo, tiendo a detenerme muchas
veces mientras leo un poema; hay imágenes e ideas que debo digerir o ahondar en
mi cabeza para poder seguir leyendo, a veces por horas); mientras que quienes
recitan normalmente escogen -o simplemente llegan- un modo específico de
recitar, de un repertorio no mayor a tres tipologías más ampliamente
difundidas, a saber: clásico/melancólico (tipo Neruda); cómico/rupturista (tipo
Parra); jadeante/erotizado (comúnmente poetisas). Aunque te pueda parecer
caricaturesco, simplista o reductivo, he comprobado que los poetas y poetisas
tienden a reiterar uno de esos tres modos de recitar, y quizás es aquello lo
que confiere un carácter monótono.
Contrario a esto, en esta ocasión la
diversidad de cosas que presentaste le confirió al evento un carácter de viaje.
No es un misterio que tu poesía duela; al menos a mí me duele. La cubre un velo
de dolor, de ira solapada de nostalgia. Sin los epew que narraste, era
imposible adivinar sonrisas en los asistentes. Pero lo que digo va más allá de
la inclusión de emociones distintas al dolor. Sobre todo tiene que ver con que
encontré mejor contextualizada tu poesía en el marco mayor del canto y el epew.
De algún modo, aunque no tengan nada que ver (digo, formalmente), creo que los
epew, los cantos y las cuestiones que contabas servían como escenario para
entender tu poesía. Tú lo has dicho en varias ocasiones, la
poesía como tal no es una práctica aislada en el pueblo mapuche, sino una
cuestión que constituye su lenguaje. Ahora bien, yo no estoy de acuerdo con esa
idea porque creo que tiende a deshistorizar fenómenos que son históricos y
específicos, que tienen tránsitos particulares y que guardan relación con
conceptualizaciones que son fruto de esos tránsitos. Sin embargo, creo entender
a lo que te refieres.
Creo acertada cada una de tus decisiones. El
concepto detrás de la escenografía pudo ser más provechoso, en el sentido que
la idea era potente (y visualmente atractiva), pero -si no me equivoco- nunca
explicitaste su significado (que además podía vincularse con la intrusión del
castellano y el estado de la lengua, semejante al fenómeno del plástico que
inunda la tierra y donde todavía se divisan trazos de lana; en general, la idea
y la imagen de la urdimbre es hermosa). Incluir imágenes de Saltapura, de la
cotidianidad que allí se vive, sirve a su vez para que los espectadores
visualicen aquello de lo que se habla, desde dónde se dice lo que se dice.
Ciertamente, ello tuvo sentido toda vez que tus explicaciones hacían referencia
a ello.
En términos simples, puedo decirte que como
expresión artística es quizás la mejor presentación de poesía que haya visto. Y
ello no deja de ser paradójico, pues dicha calidad se alcanza también en la
medida que la presentación no fue puramente poética. Pero incluiste los
elementos necesarios para realzar y comprender esa poesía.
Pero hay otro asunto que me parece fundamental
y es algo que no puedo responder, pues tiene que ver con tus objetivos al
realizar estos eventos. Al presentar nuestro trabajo, hay un factor que no está
necesariamente a nuestro alcance, y tiene que ver con quiénes lo observan o
reciben. De hecho, de algún modo lamenté sentir que buena parte del público ese
día no lograría una comprensión cabal de lo que planteabas, y no lo digo desde
un prejuicio, sino por lo que se desprende de algunas preguntas o comentarios
que te hicieron cuando abriste la palabra. Tampoco es misterio que para buena
parte de la sociedad chilena el mundo mapuche es una cuestión desconocida y
lejana, que sólo se conoce por un puñado de estereotipos erróneos forjados en
la ignorancia y en las malas intenciones de muchos. Si lo que buscas es seguir
tendiendo puentes hacia un re-conocimiento recíproco, creo que lo consigues.
Tampoco se le puede pedir a un recital que consiga más de lo que puede, o que
se encargue de cumplir responsabilidades que no le corresponden.
Pero volviendo a lo más personal, sentí un
gran gusto en mi posición de espectador. No recuerdo haberte visto tan cómodo,
tranquilo y contento sobre un escenario. Irradiabas la alegría y tranquilidad
que sólo emana quien actúa con transparencia.
No sé si he sido claro en mis palabras, pues
hoy amanecí particularmente nublado. Pero si hay dudas, podemos seguir
conversando.
Un gran abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario