sábado, 30 de noviembre de 2013

Faumelisa Manquepillan: Arte a flor de piel


No le gusta ser tomada como un referente artístico. Sin embargo, su versatilidad la ha llevado a ocupar un sitio importante en la escena cultural nacional.
Sus manos han sido capaces de moldear la impenetrable piedra, descubrir en estos seres inertes, imágenes sobre lo aguerrido y sabio de su pueblo. También han trabajado con fibras naturales en la cestería, mientras su puño recorre paisajes con letra y su voz libera el canto ancestral.
Una mujer, que se convierte esta vez en la figura que 14 Sur destaca de la sociedad anónima que nos rodea, y que desde su sitio, firma su nombre en la historia regional y nacional.
A cerca de 90 km de Valdivia, capital regional de Los Ríos, se ubica la localidad de Puquiñe, comuna de Lanco. Lugar que vió nacer y crecer a esta mujer mapuche, y no sólo a ella; a sus padres, abuelas, abuelos, y  ascendientes ancestrales. “Yo siento que mi ser ha estado acá hace miles de años… El rasgo, el ser mapuche. Aquí en Chile pasa mucho que la gente no mapuche, cree que tiene otra ascendencia, pero no se miran la cara, falta ese reencuentro de la gente que ha ido perdiendo el apellido. Mirarse los rasgos, el cuerpo, las formas, los colores. Elicura habla de la morenidad, yo hablo de los cuerpos, y los rasgos.

Faumelisa y la escritura.

La escritura profunda y descriptiva de Faumelisa Manquepillán, nació seguramente, tal como sus otras habilidades, sin que se lo propusiera, en este caso desde su infancia, “Iba guardando mis escritos, como pensamientos, eso es parte de ser mapuche. Una vez cuando tenía como 10 ó 12 años, me encontré con un folleto de Gabriela Mistral, lo miré, lo leí y dije: Yo quiero ser como ella. Seguí escribiendo y siempre guardando mis cosas”.
Así pasó el tiempo, sin que Faumelisa sintiera aún la necesidad de compartir su escritura, hasta que se dio la oportunidad de hacerlo en una Feria Costumbrista Mapuche. “Me encontré con Sergio Compayante, que me preguntó si podía llevar algo, le respondí que llevaría unas muñequitas (que yo hacía) y que le pegaría unas verseadas”.
Con el tiempo, Faumelisa, valora aquella oportunidad, “Fue muy potente empezar ahí, porque en Lumaco está toda la fuerza espiritual mapuche intacta, donde continúan las mismas familias y el mismo lof. Desde ahí parto y no pude parar con la poesía”.

“Mis pensamientos se coluden con mis manos”

faume-4Las manos de Faumelisa no sólo escriben, sino que son capaces de encontrar formas y figuras vivas, que nos hablan, y nos cantan. Ello a través de su trabajo con la piedra, material que en sí mismo, posee un valor muy propio del pueblo mapuche; permanecer en el tiempo, llevar a cuestas toda una historia, un largo recorrer por miles de años.
Primero, vinieron las fibras naturales con la cestería, “Partí donde las abuelas antiguas a preguntarles cómo trabajaban la ñocha… me entero de todas esas cosas y me pongo a trabajar. Luego de eso mi espíritu se empieza a mover y se me viene el recuerdo de que antiguamente yo veía a mis abuelas hacer torteras de piedra, le decían tortero o piloilo, es como el motor del huso para hilar. Busqué esa calidad de piedra, y pensé que podría hacer un rostro, y así empecé con el trabajo de la piedra. Yo miraba mis manos en ese tiempo, y me parecía increíble que  tuvieran ese poder”.
“Cuando estoy trabajando con la piedra tengo sueños donde me van mostrando ciertas cosas. La piedra me fascina, me atrapa, y me persigue, la piedra me busca. Estoy acá en la casa y me llega una piedra. Mis familiares encuentran una piedra por ahí y me la traen,  eso me parece muy mágico”.
Artista que reconoce en los diferentes materiales la capacidad de entregar su mensaje, “Para mí el canasto, la piedra y la madera también son poesía. Es palabra pero en piedra, en madera, en un canasto, en el libro, en el canto. Todo es un mensaje”.

Faumelisa y su viaje a las Asambleas de la Onu

“Una vez, me invitaron a la celebración de la mujer indígena en la moneda el año 2007. Desde ahí me ubicaron. Un día estaba en el jardín y recibo una llamada por teléfonoSra Faumelisa Manquepillán, la llamo desde el Ministerio del Interior, por orden de la presidenta, para hacerle una invitación a Nueva York, Estados Unidos, acepta o no acepta. Me puse pálida…”
El viaje con la comitiva presidencial a las asambleas de la ONU fue realizado en 2008,“Fue una experiencia muy bonita… yo tuve la suerte de ser una de las personas que alguna vez la acompañaron en un viaje, aprendí mucho, yo fui con la idea de aprender más la trama estatal…hablamos sobre el convenio 169 de la OIT.”
“Yo soy Faumelisa, la mujer mapuche que hace lo que le gusta, me he hecho conocida sin buscarlo y creo que voy a seguir en esto. Han venido desde la televisión, sin que yo los llame o les cuente nada. Yo siempre tengo los pies en la tierra, tengo una conexión muy potente con ella.”
Hoy esta conciliadora mujer mapuche dice sobrevivir con su arte, “Todo el mundo dice: ¡Ay qué bonito, bravo, urra!, pero eso es todo. Hacer que mi poesía y mis trabajos se valoren cuesta mucho, hacer entender a la gente que yo esto lo he tomado como un trabajo, no como un hobbie, ha sido muy difícil. Lo mío son saberes, como cuando la gente va a la universidad que los guarda, transmite, y  también tienen un valor”.
Una de las formas que utiliza, en la actualidad, para concretar la venta de sus artesanías, como los collares de piedra que realiza, es llevarlos hasta donde la invitan a recitar, actividades que cuando en cuando la sacan de su querido Puquiñe, como el pasado Encuentro de Oralitores realizado en Paillaco, o los distintos eventos que se le vienen en noviembre. “Cuando salgo, siempre llevo mis cosas”.
Desde la escultura, el verso y el canto; al aula.
En el marco de la educación intercultural bilingüe, que según Manquepillán comenzó a trabajarse a nivel regional en 1999, es que Faumelisa ingresa a ser parte de este mundo de la educación, “Ha costado mucho hacer entender que debe ser una política estatal, y no sólo talleres locales”. Para ser hoy una educadora tradicional, “En mi misión, al ser educadora tradicional,  me ha tocado acercar a los chicos a su identidad.”
“Es ahí cuando me toca decirles que no lo elegimos, que somos y que ser mapuche significa mucho.  Que llevamos un ADN, una fuerza, y unos rasgos que debieran orgullecernos porque somos pasado y futuro”.
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