lunes, 12 de noviembre de 2012

MAMÁ

(Mauricio Waikilao – Yeupeko)

Estoy de pie sobre el mallín
en medio de la siembra de trigo
interrogando a los ingredientes de la espiga
y de la zarza parrilla
Puedo guardarme las confesiones del zorzal,
desencriptar los ladridos de mi perro,
llamar desde aquí con un gesto de mi mano
al roble cansado
y absorber cariñosamente toda su extensión
rugosa: entre mis brazos
Soy capaz de navegar hasta el origen
del menoko
y trazo desde allí una nueva ruta al sol;
tengo el poder incesante de amar con sufrimiento
a esa mujer Angelical que me construye
Pero toda esta capacidad determinante
sobre la voluntad, las cosas y los seres
se fraguó primero en la biología generosa
y radiante de la mano que me sostiene:
Mi Madre,
que en su amor de humana fecundante
he recibido también el don de amiga, hermana
y padre
La enfermedad que ronda siempre
con envidia fatal
no toca el alma de mi madre
ni su ánimo ni la ternura fibrosa
de su labriego corazón de abuelita
La flojera de pone de rodillas
cuando escucha los pasos de mi madre
Los alimentos hacen fiesta en las cacerolas
de mi madre,
ningún desafío hace barricadas
en el camino sinuoso de mi mami.
Mami
no importa, te digo que no importa
que tu esfuerzo por criarme
lo hayan ignorado
como a tus riñones sirvientes
en las casas de los ricos
Yo,
que aprendí a jugar con las ideas
y con la herencia ilustre de tu trabajo
te aseguro que triunfaremos;
infinitaré nuestra fortuna familiar
para que nunca más tengas patrones ni humillantes.
Mami,
tengo una profesión y un oficio admirable:
soy lenguaraz del viento y vocero de la libertad.

Mami:
Si como señal de nuestra lucha
tu pena persiste
mi deber es seguir resistiendo.

En: Revista Mapu Ñuke. Temuco, octubre 2011.

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