miércoles, 7 de marzo de 2018

PRIMERA POESÍA




En rigor, mi primera poesía desapareció hace mucho tiempo. En mi opinión era casi poesía, y por ese motivo un día cualquiera decidí quemarla. Tenía algo así como 30 años, tal vez.

La que ahora les presento es el primer trabajo poético en serio realizado por mí. Era 1986, un año casi funesto en mi existencia. Estaba tocando fondo y con ganas de acabar con todo. Demasiadas frustraciones en todos los ámbitos. La peor de ellas quizás, el estar lejos sin tener clara conciencia de todo. Es tal la confusión a la que llega una persona cuando le sobreviene una depresión profunda, mortífera.

Sin embargo, allá por septiembre del año mencionado vi - en uno de los diarios murales de la AGECH[1] - una convocatoria sólo para profesores de todo Chile, a participar en el Primer Concurso Nacional de Poesía del Magisterio (o algo así). Recordé algunos ejercicios que me parecían buenos y los procesé, de acuerdo a las características del concurso. Y envié mi trabajo unos días antes de cerrar el plazo (noviembre de ese año).

En diciembre, pensé que quizás habría algo que hacer antes de despedirme de la existencia y me encerré un par de días seguidos para ordenar los libros, apuntes y mucho cachureo que tenía. Le comuniqué a mi amiga Patricia Ch. de mi decisión y a mi tía Guille. Me prestaron un bolso para la escasa ropa que tenía. Acarreé un par de libros y partí hacia Saltapura.

Ese verano (1987) me llegó una carta desde Santiago que estuvo atascada en Concepción un par de semanas. Allí decía que me habían otorgado el Tercer Lugar en el Concurso aquel y que podía ir hasta allá porque había un premio a entregar/recibir.

El trabajo se llama MAPUCHE EXILIADO EN CHILE; pero, lo envié al concurso con el nombre de “Mapuche residente en la ciudad”. Del jurado, sólo recuerdo que lo presidía don Martín Cerda. También recuerdo que Egor Mardones de Tomé obtuvo el primer lugar, junto a no sé quién. Había un profesor joven de Coquimbo y me olvido…

Ya de vuelta, en Saltapura, pensé y tomé la determinación de dedicarme a escribir por el resto de mis días.


***


Imagen: Carta que comunica resultado del Concurso.








EXILIADO EN CHILE


Erwin Quintupill


1986
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Recuerdos


Recuerdo 1: Manta



I

Mi madre y mi hermana
tejen la manta
bailan sus dedos
sus duras uñas
toman la hebra
blanca y teñida.



II

Allí
desde mis hombros
juega en el viento
envuelve mi cuerpo descalzo
saluda al sol.

Insolente, furiosa
frente a la lluvia y el viento
me abraza.
Las ovejas en fila
van hacia el corral.





Recuerdo 2: Pobreza



Madre, ñuke mía
no llores
padre ha dicho
que el maíz florecerá
que el trigo verde madurará.

Mientras tanto
vamos al sembrado
busquemos matas de yuyo
echemos las hojas
en olla caliente
y untadas de grasa olorosa
llenará el hueco de tu dolor.










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Exiliado en Chile




Nostalgia 1


Tierra
mi tierra
qué lejos te vas quedando
en silencio
te voy llamando.


Nostalgia 2


Mierda!
Qué solo me voy quedando!
Los hijos de la tierra se quedan solos
si les empujan a morir.

Qué solos nos quedamos
lejos de casa
de ti.



Hambre


Tengo hambre.






Quiero volver



I

Ahora que el sol se ha apagado
quiero volver
aunque allá tampoco brille
y nadie me reclame
ni los hombres, ni la tierra.
Quiero volver.


II

Que me recorra el invierno los cabellos
los pies, el barro, la humedad.
Que corra el agua en el camino
y las aguas bajen a beber.

No quiero seguir muriéndome de pena
sin que nadie me mire cuando paso
sin que nadie me salude cuando llego.

Acá donde estoy
todo ha muerto.
Y el aire no se deja respirar
y las frutas ya no saben bien
y me ríen
y me miran
y me duelen.




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Uno que no volverá




Manuel Melín


Cuando mataron a Manuel
algo se rompió
de nuevo en mi interior.

(¿Sería pequeño y moreno
o tal vez tuvo ojos claros?)

Todo es verde
las hojas y los tallos.
Delgados chorillos
reflejan el cielo
y me llenan los ojos
desbocándose.

Manuel, joven como yo
y de igual vocación
en mi sangre
encabritado
moría y nacía diez veces
en cada golpe que le dieron.









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Final




A los que me quitaron
el anaranjado amanecer
y sus aves que cantan
a los que me quitaron
la noche tibia
el brillo de sus estrellas
su inmensidad,
a los que me robaron
un pedazo de vida
parte del aire que requiero,
a los que se llevan a mi amor
dejándome solo,
les maldigo hasta el final del Universo.

La batalla perdida
la reinicio
por los siglos de los siglos
hasta vencer.



[1] Asociación Gremial de Educadores de Chile.

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