jueves, 27 de marzo de 2014

SHOPIN BRUTAL


Por Cristina Urtizberea, poeta patagónica

A las mujeres mapuches,
en particular a mi abuela,
Bernarda Colín

Ríe mi abuela en el shopin
Ríe sin parar.
de lo absurdo
De lo brutal

De los guantes fríos
De los tacos para no caminar

De las niñas tristes
De la gente ausente
perdida en el abismo.

Ríe mi abuelita
De la pérdida total de identidad.
Del tejido sin telar.

ríe y después se va.

En: Susperregui, Xavier. Mujeres en la Historia. Volumen II. Biblioteca de las Grandes Naciones. País Vasco, 2013.

Ver: bibliotecadelasgrandesnaciones.blogspot.com.

Sobre los poemas musicalizados de Matías Catrileo: “La música libera de todo crimen”

De los 23 poemas, uno para cada año de Matías, Javier Karmy ha musicalizado seis, y en esta entrevista exclusiva para Mapuexpress, narra el proceso creativo para componerlos, la historia personal que se entrelaza con la del pueblo mapuche, y cómo el amor intenso, el arte y la búsqueda permanente para salir de este mercado, puede salvar a la humanidad y al planeta que nos contiene.
MATIAS-CATRILEO

“Eso es elevarse, elevarse, elevarse… y elevarse mientras vibras, es darse cuenta de que estás vivo… y con esa intensidad, agarré un piano, subí y bajé palpitándolo todo, desde el lucero del amanecer hasta su piel… y entonces, al piano lo transformé en un animal, los poemas en canciones, y abrazamos el viento para liberar la tierra”, expresa Karmy.           
Sentado sobre dos sillas, una hacia la cordillera, la otra hacia el mar, la conversación se dio tranquila en torno a un té que se enfriaba con la brisa otoñal. Escuchamos varias veces la canción grabada en un piano desafinado, pero que da perfecta cuenta de la “imperatividad”, de la obsesión, de la locura que envolvió este proceso creativo.


Javier (periodista) – ¿Por qué musicalizó las poesías de Matías Catrileo?
Javier (músico) – No sé, no es algo que se pueda explicar. Simplemente, cantamos.

- Pero, ¿Cómo se inspiró para hacer canciones de los poemas de Matías Catrileo?
- Insisto, es difícil explicarlo. Mire, el libro se llama El abrazo del viento… qué quiere que le diga, simplemente brota. Brota como un suspiro, como una brisa marina, como el árbol que canta cuando pasa el viento… brota nada más y se esparce como polen volando en el viento hasta que se siembra y tiene la posibilidad de brotar.

- Pero para que las semillas broten, existen muchas cosas que se pueden hacer. ¿Cómo brotan las musicalizaciones de estos poemas de Matías Catrileo?
La semilla es el poema y con un poco de amor, se transforma en mariposa. ¿Ve? Pasa volando y cruza el cielo, posándose en cada oído.

- En concreto, para que la gente entienda… ¿agarró la guitara un día y cantó la canción? ¿O fue con el piano? ¿Cuántos días le tomó hacer una canción? ¿Cómo se inspiró?
Mire, soy un convencido de que las canciones existen sin los músicos porque están en los instrumentos, en el viento… es como los árboles, el agua, el mundo, la galaxia, existen sin nosotros. Entonces, justamente, el viento, que es el elemento fuerza del libro… Las canciones están en la memoria, están y existen, y creo que la capacidad del músico en realidad es la de escuchar, no la de irrumpir con su sonido. Pues es capaz de escuchar, de imaginar, y luego busca cómo hacer sonar lo que ya escuchó. Se hace canción con un instrumento, se es la canción.
No es que alguien pueda efectivamente decir que uno u otro hizo una canción. Menos aún si los poemas brotan de la tierra. Es como querer saber ¿de quién es esa flor? ¿de la semilla? ¿del jardinero? ¿del que la trajo? ¿quién la trajo?… ¿Entiende lo que le digo?

- Claro, pero…
En el fondo, no es algo de propiedad, porque tampoco es algo que surja de la Tierra, de este planeta que habitamos… Sino que es el instante en que usted logra interpretar un destello que en algún lugar del universo se produjo.

- ¿A qué se refiere con ese destello?
Que todo el tiempo, en cada segundo pasan cosas, pero es justamente en uno preciso en que usted está dispuesto a escuchar, ver y palpar ciertas cosas. Está en un estado de ánimo que lo inclina hacia las tonalidades que lo hacen atender algunos sonidos más que otros. Ahí está la completa gama que va desde el amor absoluto y la ira total. Pero, lo importante es que una vez que se escucha ese destello que se generó en algún lugar del universo, esa energía, ese polvo incendiado, comienza la búsqueda real que se transforma en obsesión. Pues usted ya sabe lo que quiere volver a escuchar, sabe que lo tiene que hacer y, entonces comienza la obsesión, la locura total, la imperatividad, el adentrarse en el piano, transformar el piano en un animal y encontrar ese sonido rescatado de la memoria.
Es pensar en que la canción está contenida en el espacio infinito buscando una salida en algún cuerpo celeste y, de pronto una estrella fugaz la hace vibrar… y las cuerdas del piano o la guitarra o cualquier instrumento, hacen vibrar el corazón. Justamente, cuerda es una palabra que en su raíz significa corazón.

- Y en este universo infinito donde la canción busca una salida, una amplificación, ¿hay factores que inciden en que se conecte en ese instante de tal o cual manera?
Con lo vivido, le podría decir que existen algo así que podríamos denominar factores que, en este caso particular incidieron en que me conectara con los poemas de Matías Catrileo.

- ¿Usted conoció a Matías Catrileo?
- ¿Alguien puede decir que no lo conoce?

- ¿Pero lo conoció cuando vivía?
- Y ¿quién dijo que está muerto?, ¿no ha leído sus poemas? Ése es un factor determinante, pues existen muchas maneras para conocer a una persona… y justamente, la poesía y la música superan al tiempo, pues nos envuelven en un tiempo que es infinito… que va más allá.

- Entiendo, entonces, ¿cómo usted se ha acercado a él?
- Pues de diversas formas. Lo que pasa es que no tiene que ver con él o conmigo. Es algo que está más allá. En el fondo, en el fondo bien adentro, está la imperiosa necesidad de buscar una salida a todo esto.

- Pero usted igual conoció de él antes de leer su poesía…
- Claro, supe por la televisión que había muerto, también escuché por radio ese testimonio tremendo donde sus compañeros relataban cómo se llevaban su cuerpo para evitar que el Estado modificara las pruebas… luego, estuve en el lugar donde le dispararon, donde cayó, donde lo tomaron, donde dio sus últimos suspiros, donde voló al cielo azul y ahora sostengo sus poemas en el viento.

- Con esa información ¿cómo se conectó con él? Quiero decir, para que la música suene como a él le hubiese gustado…
- Como le dije en un comienzo, no sé si realmente estamos conectados Matías y yo, lo que implica que no sabemos si le gustaría como suenan sus poemas ahora… sino que, como la poesía tiene vida propia, nos está utilizando para volar por el viento y sanar este planeta. Quizás él cantaría punk rock, como dice en un poema suyo, y yo simplemente me declaro analfabeto en ese registro musical.
Existe una conexión que pienso ha influido en todo este proceso. Y es la historia personal que tengo en la mitad de mi sangre, por el lado materno que viene del Imperio Británico… Imagínese usted, que desde La Corona británica dominaron mares y tierras, y para eso, usted sabe que hay que matar. Conquistaron y, resulta que buscando oro llegaron a estas tierras a explotarlo. Eso se cruza con la otra mitad de mi sangre que vive en la diáspora, en el exilio, en el no retorno, como un refugiado sin tierra… Imagínese que mi abuela venía embarazada de mi papá durante el viaje y, si bien mi abuela se embarazó en Palestina, mi papá nació en Chile…
Finalmente, todo sucede en la tierra, y la tierra palestina y la tierra mapuche son intensidades puras. Hay energías que buscan la liberación, una liberación espiritual, moral y, por supuesto, política… Si usted lo piensa seriamente, es algo tremendo. Ha sido esa fuerza, junto a la luz de una sonrisa bella que iluminaba dichas tierras intensas, y la búsqueda imperiosa de salir de todo esto… Con todo eso, no había otra posibilidad que atender ese polvo que ha explotado en algún lugar del universo para hacernos cantar con el destello fugaz que escuchamos.
Eso es elevarse, elevarse, elevarse… y elevarse mientras vibras, es darse cuenta de que estás vivo… y con esa intensidad, agarré un piano, subí y bajé palpitándolo todo, desde el lucero del amanecer hasta su piel… y entonces, al piano lo transformé en un animal, los poemas en canciones, y abrazamos el viento para liberar la tierra.

- ¿En qué momento a usted se le ocurre tomar un poema de Catrileo y hacerlo sonar como canción?
En esta intensidad, la historia tiene en su centro al amor. Mire, donde cayó Matías, se liberó un espacio, pero no es que en un pedazo de tierra haya un poco de libertad, no, no… Es en ese instante en el universo entero en que una semilla libra un destello de energía limpia como el lucero del amanecer. Es puro amor, y ese amor quedó en algún lugar clandestino sin poder desarrollarse… a veces pasa que por miedo el amor se trunca… Bueno, cuando Editorial Quimantú publica el libro “El abrazo del viento” en Temuco este enero, todo ese amor contenido explota como un volcán… y su salida es la canción del poema de Matías.
Entonces, -y aquí viene su respuesta- una noche en medio de las conmemoraciones de su muerte y de la muerte del matriomonio Luksinger-Mackay, que se celebran un día después que las de Matías pero con mucha más cobertura mediática, con el viento fresco (nuevamente menciono el viento) que traía la brisa marina con la sal justa para sanar los días dolorosamente inciertos, abrí el libro y con una guitarra le encontré las melodías primeras a esos poemas que volaban silenciosos sobre el cielo azul. Así el polvo se transformó en mariposa cuando liberó ese destello. Brota solo ¿no le digo? La melodía simplemente se encuentra con el acorde… como dos cuerpos celestes buscando el sol…
Después de todo eso, vino el trabajo de la técnica. Es decir, arreglar la canción, interpretarla, afinar, ensayar. Pero el proceso tiene más de un año.

Las canciones se eligieron solas
-¿Por qué eligió esos poemas y no otros para hacerlos canción?
Le insisto, yo no he hecho esas canciones. Podríamos decir que esas canciones se eligieron solas y encontraron esta válvula de escape. Claro, también esas canciones hoy día son una válvula de escape para mis intensidades.

- Si estuviera Matías acá junto a nosotros, ¿qué cree que diría de las canciones?
Las cantaría seguramente… Hay algo muy importante que va más allá del gusto personal o de uno u otro poema. Matías estaba abriendo espacios para decir lo que necesitaba decir y por eso es una estrella que aún ilumina. Encontró espacio en la universidad donde estudiaba, en las organizaciones en las que participó, en las comunidades donde se involucró, en la tierra misma, pero también en el dibujo, en la poesía, en el arte… Buscaba espacios para elevarse y saltar la opresión, creaba para ser libre, pero totalmente libre.

- Para usted, ¿cantar es salir a luchar para recuperar la tierra, cree en otros métodos de “acción directa”?
No se trata de lo que yo crea. Vea usted cuáles son los métodos que le están dando resultados a los pueblos para rebelarse, y con los diversos colores, matices, sonidos y ritmos, también se puede reír, se puede cantar y bailar… y yo diría que son imprescindibles.

- En el marco de los poemas de Matías Catrileo como una voz que murió luchando por la recuperación de su territorio, ¿cómo se entiende la lucha?
- Es lo más difícil y por ende, lo más importante. Pienso que los poemas de Matías son un reflejo de los colores de la lucha. Tienen rabia, amor, desilusión, temor… sentimientos que las personas olvidan o quieren olvidar.

- O sea, que la lucha tiene su dimensión interna, por decirlo de alguna manera ¿no?
- Es que es lo mismo que hemos estado conversando todo este tiempo. Abrir, liberar y buscar los espacios para elevarse y salir, aunque sea por un segundo, de todo esto que gira sin parar… y me refiero a la tele, a la farándula, a la bulla, al mercado, al Estado, etc… Cuando alguien se atreve a elevarse, no es tanto porque no tenga miedo, sino porque tiene más confianza que miedo en que sus alas no le fallarán en ese vuelo que realizará al interior de sus propias venas. Ahí está el arrojo, ahí está la libertad, y ahí está la verdadera lucha que es sanar nuestra propia historia. Obviamente, sanar los miedos enfrentándolos. Elevarse y bajar, como las olas del mar… si el horizonte, sigue al fondo.
En mi caso, la música me libera de todo ese crimen y abre un espacio de vida, libertad y amor.

-          Perdón, me perdí… ¿de qué crimen me habla?
Del ese crimen que cometemos a cada segundo cuando miramos nuestros pies sin mirar la sangre desparramada que hay más allá, la muerte por inanición, la contaminación, etc, etc, etc. Este mercado que gira oprimiéndonos.
- ¿Qué le dice a quienes piensan que por ser un poema de Matías Catrileo supondría otro tipo de poemas hechos para empuñar las manos, tirar piedras o al menos, salir a marchar?
Que los mapuche también pueden amar. Como escribió en un poema Mahmoud Darwish, el poeta palestino por excelencia: “Los palestinos son seres humanos que ríen, viven, e incluso tienen una muerte normal. No solo los matan”.
Entonces, qué quiere que diga Matías Catrileo cuando abre sus ojos y encuentra a su pueblo oprimido, rodeado de terratenientes, kilómetros y kilómetros militarizados, con drones y helicópteros vigilantes, con la crónica roja de medios de comunicación sensacionalistas dedicados a crear imaginarios como el que usted acaba de expresar… Pues, una respuesta de Matías fue el poema de amor.


ESCUCHAR “DIME QUIEN” POEMA MUSICALIZADO DE MATÍAS KATRILEO, POR EL PERIODISTA, CANTAUTOR Y COMUNICADOR SOCIAL, JAVIER KARMY

http://mapuexpress.org/sobre-los-poemas-musicalizados-de-matias-catrileo-la-musica-libera-de-todo-crimen/

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL ABRAZO DEL VIENTO

Por Erwin Quintupill

Como muchos, la primera vez que me enteré de la existencia de Matías fue cuando era llevado – ya sin vida – por los peñi que no querían dejar su cuerpo a disposición de la policía que los perseguía. Fue en la mañana del 3 de enero de 2008, mientras escuchaba la Radio Bío Bío. De pronto se interrumpe la programación para dar la noticia de último minuto. Escucho hablar al locutor y al mismo tiempo la voz de un peñi que anuncia que van huyendo con el cuerpo a cuestas… El llamado tenía como propósito impedir que los carabineros manipularan el sitio del suceso y el cuerpo mismo, y de ese modo ocultaran las pruebas del asesinato. No sigo más, porque – probablemente – la mayoría de quienes leen este blog conocerán esa grabación… Sin embargo, a mí – una vez más – se me apretó el cuerpo y sentí que lloraba; pero, en silencio, sin voz… Mucho tiempo atrás, durante la Dictadura, me ocurrió lo mismo cuando la ACHA mató al peñi Manuel Melin. En esa ocasión no hubo justicia. En el caso de Matías, pensamos que, tampoco[1].


Afiche. Temuco, enero 2014
Fotografía: Erwin Quintupill


Afiche. Temuco, enero 2014
Fotografía: Erwin Quintupill
A fines del 2013 se anunció la realización de un acto público, en una plaza de Temuko, ocasión en que se presentaría un libro con poemas escritos por Matías. ¡Enorme sorpresa!, aunque su madre – Mónica – me había comentado un par de años antes acerca de la existencia de los escritos y también sobre el deseo de publicarlos. No pude asistir al acto y por eso la visité a mediados de enero, para conseguir el libro. Ahora les comparto parte de él.

Son 23 poemas, uno por cada año de edad que Matías tenía al momento de entregarnos – sin retorno – su existencia. Fue una decisión de la familia. Mónica me dijo que los poemas estaban dispersos en libretas y cuadernos, que no tenían fecha y que por ello era difícil ordenarlos. Agregó que un día, con Catalina, se consultaron acerca de cuántos poemas debieran incluirse. 23 pues – se dijeron – como los años que tenía. Es seguro – entonces – que hay más y que algún día – probablemente – los conoceremos.

El libro se llama EL ABRAZO DEL VIENTO (Editorial Quimantú, 2014). Un dato no menor es que la editorial no consideró este conjunto de versos como un documento histórico, dadas las circunstancias en que Matías falleció, sino que propuso a la familia hacerlo parte de la Colección “Poesía a toda Costa”. Al leer el conjunto así se confirma. Se observa claramente que Matías era un joven sensible no sólo por la lucha de nuestros derechos, sino también frente a otros asuntos cotidianos del vivir. Se puede decir que no hay un continuo en la forma de sus textos, que no es una poesía madura y mucho más… al final de cuentas, hay tantas lecturas como personas leen. Para mí es cuestión de oficio. De no haber partido, a esta fecha quizás estuviera escribiendo mucho mejor que varios/as. Por eso, comparto plenamente que los textos de Matías constituyen una expresión de la poesía mapuche contemporánea.

El libro cuenta con la transcripción al mapuzugun (según alfabeto Raguileo) de dos poemas, realizada por el peñi Elías Paillan, y también de ilustraciones a cargo de Rolando Millante. Incluye una presentación breve de la Editorial; palabras, también breves, de la familia; una reseña biográfica de Matías y una reflexión del peñi historiador Fernando Pairican.

El viento

Desde tiempos remotos, su presencia ha tenido un protagonismo importante en nuestras vidas. Curiosamente, la familia decidió el título del libro, tomado de uno de sus versos:

¿Cuándo fue que (el)  hombre
dejó de sentir
el abrazo del viento
sobre la piel de su espalda?

Él nos anuncia las condiciones ambientales que se nos aproximan. También nos contribuye en la separación de los granos de la paja que los envuelve, traslada el polen de las plantas, colabora y juega con los pájaros, arrastra las nubes, conduce las lluvias, amaina la intensidad de los rayos solares, nos acaricia y también nos hiere, traslada los sonidos lejanos y los aproxima, lleva las voces. El viento… El viento…

Vi gente
cantando con
la voz del pueblo,
por las calles intentando
a cada paso
hacerse cómplice
del viento.

(…)

De pronto se
oye un lamento
tirado en una esquina
sin sus alas
yacía el viento
ebrio, llorando y sangriento.

Sí, aunque sólo tres de los poemas lo mencionan – al viento – se percibe su presencia en todo lo demás. Era el viento…

Pertenezco a esta tierra
pero me siento extranjero
cuando miro como juega
el viento con tu pelo

En sus breves e intensos años se alcanza a notar que vivió en plenitud, más aún a partir de su regreso al sur…

A ratos, se acerca al hip hop que – probablemente – gustó. La rima del siguiente poema lo confirma, aunque el discurso se aleja un poco de la forma que en su época tenía esta propuesta musical. (Espero no equivocarme en esta apreciación. No soy especialista en ese tipo de música). En realidad, me parece más cercano a lo que escuchamos a “Calle 13”; pero, esa agrupación ¿la habrá conocido Matías?

No soy ni nunca he sido
un prisionero
me rebelo frente a todo
y no me vendo por dinero
la gente me dice
que parezco un pordiosero
y a vos qué te importa
soy un perro callejero.

Camino por la calle
pateo un basurero
no lo hago por ser malo
lo hago porque prefiero
la mierda en la ciudad
y no en la tierra que quiero,
que te comas tu basura
y mueras en tu vertedero.

No soy normal
soy consciente
y no me importa
lo que diga la gente.
No soy un fiel siervo.
No soy como tú,
del poder del Estado
que paga por su esclavitud.

Podemos observar a un hombre joven que camina entre dos mundos. Si bien su existencia primera fue urbana, poco a poco se fue aproximando a las raíces. El entorno fue propicio… “Al cumplir 18 años suspendió su cuarto medio, iniciando sus estudios de mapudungun, guitarra, filosofía e historia”, relata la reseña biográfica que acompaña a estos versos. Llama la atención la segunda estrofa, pues declara subliminalmente una realidad que nos afecta. Es común que la gente de ciudad vaya a dejar sus basuras en nuestros caminos, muy lejos de lugares habilitados para el depósito de sus desechos. La falta de conciencia solidaria del citadino es un hecho palpable y que Matías observó – posiblemente – de manera directa. Asombra la falta de sensibilidad, el desconocimiento de la gente de ciudad, que viven – permanentemente – en el desequilibrio. (Me refiero a la mayoría de ellos). No sólo nos desconocen, porque el sistema educacional chileno lo hace así, sino que además, menosprecian lo rural y en particular lo mapuche. ¿De qué otro modo podemos interpretar ese hecho, cada vez más recurrente, de utilizar nuestros espacios, nuestro territorio como botadero de sus desperdicios?


Entrada a Ragintubewfv (Entre Ríos). A un costado del camino entre Temuco y Nueva Imperial.
Octubre, 2010.
Fotografía: Erwin Quintupill


Entrada a Ragintubewfv (Entre Ríos). A un costado del camino entre Temuco y Nueva Imperial.
Octubre, 2010.
Fotografía: Erwin Quintupill

Variados son los temas que aborda el autor en tan pocos versos. Notable es la descripción que realiza de las manifestaciones afectivas no sólo a la pareja, sino que a todo lo que tiene a su alrededor.

La libertad mueve a mi pueblo
el amor mueve montañas
mi pueblo no las mueve, las conserva

Lo único que echo de menos, no se lo atribuyo a él, porque si este libro hubiera nacido de su voluntad, probablemente lo habría sometido a una revisión rigurosa. Me refiero a que faltó una corrección que facilite la lectura de las muchas personas que aún habiendo finalizado la enseñanza media no han aprendido a leer. Por ahí, su madre me habló de querer mostrar los textos como fueron escritos. Entre las palabras que la familia entrega al inicio del libro hay una declaración: “Como él, estaban escritos sin normas, sin puntuación, sin estrofas definidas y así decidimos transcribirlos textualmente.”

Como sea, es un libro pequeño que invito a leer con alma. A muchos/as sorprenderá, sobre todo a aquellos/as que no están comprometidos con “la causa mapuche”. Por eso, aquella persona que lo tenga, difúndalo, compártalo… es una voz nuestra que permanecerá, llevada por el viento.

Para finalizar este comentario, un poema de amor del inquietante Matías:

Dime quién podría
probar el sudor amargo
de tu sombra clandestina.
Quién podría
tocar tus ojos
sin morir.

Un regalo del rocío
llega a mi puerta
y cuando la abrí
no pude
dejar de ver el cielo
en tu mirada.




[1] Lo mismo para los casos de Alex Lemun y Jaime Mendoza Collio.

ENTREVISTA CON MARJORIE HUAIQUI

por Erwin Quintupill

Nos visitó para estar presente y participar en el acto artístico con que se cerró el 8º Mingako Kultural que organizo en mi Saltapura. De allí me surgió la idea de conocer más a fondo a quienes nos visitan. He aquí las preguntas y respuestas a Marjorie, venida desde la capital del Reyno (ironía de un amigo no mapuche):

Fotografía: Jorge Sir

¿Desde cuándo escribes poesía? ¿Cuál fue tu motivación inicial y cuál es ahora?

Creo que nací haciéndolo. Cómo dije, me he caracterizado por ver en el mundo, lo que muchos no ven. Pero dudo también si la palabra ‘poeta’ es la más acertada. Creo que uno escríbeme imágenes, relatos de habla, de momentos.

Sobre el tiempo, hay un momento crucial en mi vida. Que es cuando después de vivir en la ciudad de Valdivia, retornamos junto a mis pequeñas hijas en ese entonces, a Santiago nuevamente. No fue fácil! Tuve una vez más que encontrarme con lo agreste! Venía ya con otra consciencia, en Val-lluvia. Un día estaba todo mal. Se juntaron muchos acontecimientos: trabajaba lejos, las movilizaciones de los estudiantes… eran tan bellas! Gozaban de mucha estética, mucha expresión, mucho color. En este tiempo, sucedían otros episodios tristes, en este encuentro con la gran ciudad. Uno de ellos, fue mi hija Esperanza enferma -creo que en mi vida, los dolores más tristes, han sido los relacionados con ellas- Entre esos días de movilizaciones, e hijas enfermas tuve pewmas bastantes vivos e intensos, en uno de ellos aparece un texto escrito. Sólo vi la puntuación final. Con comas y puntos. Luego, después de días, nace ‘La Esperanza está en cama’ así lo titulo yo! Es la construcción de un texto, muy triste, que entre -todo- rememora el esguince de pequeñita y la prisión de esta ciudad tan grande.

¿Hay algún libro terminado?

En ese periodo, escribí mucho. Al deseo, al anhelo, a lo oscuro, a lo bello. Así nace ‘Pensamientos Letrados’ Yo lo llamo, así a un conjunto de textos, que vienen de pewmas, como dije y de otros encuentros con las palabras.

¿Qué es lo que te motiva escribir? ¿Existe algún tema en particular que estés abordando a través de la poesía?

Siguiendo con los episodios… Los más destacados, ha sido en el sur. Recuerdo una vez que volví a la tierra de mi padre y fue tanto el impacto. Que al regresar me quedé sin voz, literalmente la impresión de muchas visiones me absorbió la garganta, y recuerdo que la ‘sané’ con letras… Además de trabajar en mímica un par de días, con unos pichikeche bien alegres.

Como tema particular, creo que es cuando me toma el -am- y me sube al pensamiento. Eso escribo. Así lo gozo, porque fluye. Creo que como tema específico, es el salirse nom’as. Es la voz de adentro, la que escribe.

Entiendo que naciste en la ciudad; pero, supongo que hubo un momento en que tuviste contacto con el mundo mapuche rural… ¿Cómo ocurrió y qué impresión te dejó en ese momento? Posteriormente, ¿has tenido alguna reflexión diferente sobre ese mismo hecho?

Nací en la ciudad y los contactos con el mundo rural, fueron en mi infancia. Primero en el campo de Quidico-Yani, dónde íbamos de visita. Y otros los tengo, porque siempre viajé con mis padres en un furgón que teníamos y en entre recuerdos vagos. Memorizo, que íbamos a vender sacos y salían papay y ñañitas con vestimenta. Yo era tanto lo que preguntaba, que fui poco a poco incorporando esta distancia entre lo rural y lo urbano. También quién era yo, por supuesto, esos hechos sirvieron mucho para reafirmar mi identidad cultural en la fvxa warria.

Con el tiempo, después de vivir una vida muy corriente en Santiago. Estudiando, socializando y trabajando últimamente con el mestizaje urbano, asumiendo incluso este sitio. Pienso que el mejor espacio para vivir, es el rural. Principalmente por el valor del silencio, para escuchar y escucharse.

¿Cuál ha sido tu relación con lo urbano, desde tu ser mapuche?

Pucha! Qué buena pregunta! Acá finalmente inviertes mucho esfuerzo para mantenerte en equilibrio en yoga por ejemplo, o seleccionando inclusive, qué hacer y no hacer para mantenerse ‘quieta’ internamente.

En términos gráficos me relaciono como una vil rebelde, voy, hago y asisto a lo que estimo va de acuerdo a mi ritmo de vida e intereses. No me doy muchas vueltas pensando, en qué es lo correcto o no. A veces se pasa mejor que otras, pero trato de mantener mi consciencia despierta. Atenta principalmente a lo humano, desde cómo entiendo y conceptualizo éste. Así he criado a mis hijas y creo que debe seguir así, siempre.

¿Cuál fue el motivo para asistir al 8º Mingako? ¿Qué impresión tienes de lo vivido en saltapura?

Fui por curiosidad principalmente. La verdad es que te tenía en mi mensajero hace mucho rato, incluso me recuerdo que alguna íbamos a ir con las niñas, justo ese verano que me trasladé a Valdivia. Y no llegamos. Luego de conocerte, quise concretar lo que deje a medias y fui a conocerlos.

Mis impresiones son las mejores, tal cómo te dije. Tienes una familia muy acogedora, muy grata y con eso me quedo. Y admiro la libertad que han podido mantener para desarrollar la identidad de cada uno y una de ustedes.

Pienso que como acción el Mingako Kultural, notable! Refuerza memoria, identidad cultural, oralidad y un montón de hechos que a cada quien que asiste lo graba, me imagino lo potente que puede resultar para Heyeh con el tiempo.

Mis impresiones son las mejores, sin duda. Siempre es bueno que se auto eduque el saber, resulta más significativo y conduce más rápido a los logros. Y cada uno poniendo de su parte, resulta maravilloso.

Fotografía: Jorge Sir

Algunos textos expuestos por Marjorie en el 8º Mingako:


Ver

Es mejor tener los ojos
En el aguacero
Que en la mirada
Nublada de rostros
Enceguecidos por el consumo.
Es mejor bailar un tango
Que sonreírme con la
Violencia,
Es mejor mirar tus ojos
A pesar que me
Impidan abrir
Los míos.


Añoranza


Cuando llovía mucho, la calle se inundaba sin poder atravesarla, mojándome los zapatos o literalmente, meter los pies al agua. Allá, las calles estaban despejadas. Mirar el verde, recomponía cada vez más, el respiro profundo que llena el espacio que está sobre mis pechos. Acá también había verde, se asomaba cada vez, que sigilosamente abría la cortina y miraba hacia la copa del árbol, que cubría mi cuadro. Ese ángulo perfecto para pensar positivamente, y mirar la lluvia con más calma.
-¿La mañana?
-Sí, la mañana…
-¡Eres la mujer más bella!
-Sí, si lo eres.
Los pájaros cantan, justo en el árbol que planté junto a mi padre. Me recuerdan todos los días que salió el sol, anunciando el claro de luz, por la misma ventana que ahora escucho la lluvia…
-Allá?
-Sí, allá!
Comienza con otros pájaros. Con un techo de zinc golpeando la melodía perdida, en una percusión intensa. Para de un brinco, llamar el hacha y en el frío, justo frente al canelo, comenzar el día.



(Textos inéditos, facilitados por la autora a Erwin Quintupill)

martes, 28 de enero de 2014

Ver Video el shumpall: Basado en el poemario Mapuche de Roxana Miranda Rupailaf con la actuación de Ximena Huilipan

basado en el poemario homónimo de Roxana Miranda Rupailaf con la actuación de Ximena Huilipan
XIMENA-HUILIPAN
Producido por Roxana Miranda Rupailaf
Dirigido por Gerardo Quezada Richards
Dir.de Arte Patricio Curihual Montaje
Posproducción Sebastian Arriagada De La Maza
Música Faumelisa Manquepillan
Diseño Sonoro: Gonzalo Ganga
Asistente Dirección Oscar Mancilla Leiva
Asistente de Arte Marcia Ahumada
Asistente de Producción Pablo Saldivia Manquilef
textos: Roxana Miranda Rupailaf
voz en off: Jaqueline Caniguan Caniguan
traducción: Jaqueline Caniguan Caniguan
Javier Crespo Manquepi
Diseño gráfico Gregorio Alayon

VER VIDEO


http://mapuexpress.org/ver-video-el-shumpall-basado-en-el-poemario-mapuche-de-roxana-miranda-rupailaf-con-la-actuacion-de-ximena-huilipan/

domingo, 26 de enero de 2014

QUÉ FUE DE LA VIDA.

(Cristian Cayupan)

Después de haber recorrido diversos caminos
que llevaban del campo al pueblo
y viceversa; 
caminos que unían la casa y la escuela 
después de tantas alegrías y penas;  
de tantos adoquines y vitrinas
de comisarías y cantinas,
después de elegir por qué piedras dejar los rastros
recién después ahí el poeta se pregunta
¿y qué fue de la vida?


sábado, 30 de noviembre de 2013

Faumelisa Manquepillan: Arte a flor de piel


No le gusta ser tomada como un referente artístico. Sin embargo, su versatilidad la ha llevado a ocupar un sitio importante en la escena cultural nacional.
Sus manos han sido capaces de moldear la impenetrable piedra, descubrir en estos seres inertes, imágenes sobre lo aguerrido y sabio de su pueblo. También han trabajado con fibras naturales en la cestería, mientras su puño recorre paisajes con letra y su voz libera el canto ancestral.
Una mujer, que se convierte esta vez en la figura que 14 Sur destaca de la sociedad anónima que nos rodea, y que desde su sitio, firma su nombre en la historia regional y nacional.
A cerca de 90 km de Valdivia, capital regional de Los Ríos, se ubica la localidad de Puquiñe, comuna de Lanco. Lugar que vió nacer y crecer a esta mujer mapuche, y no sólo a ella; a sus padres, abuelas, abuelos, y  ascendientes ancestrales. “Yo siento que mi ser ha estado acá hace miles de años… El rasgo, el ser mapuche. Aquí en Chile pasa mucho que la gente no mapuche, cree que tiene otra ascendencia, pero no se miran la cara, falta ese reencuentro de la gente que ha ido perdiendo el apellido. Mirarse los rasgos, el cuerpo, las formas, los colores. Elicura habla de la morenidad, yo hablo de los cuerpos, y los rasgos.

Faumelisa y la escritura.

La escritura profunda y descriptiva de Faumelisa Manquepillán, nació seguramente, tal como sus otras habilidades, sin que se lo propusiera, en este caso desde su infancia, “Iba guardando mis escritos, como pensamientos, eso es parte de ser mapuche. Una vez cuando tenía como 10 ó 12 años, me encontré con un folleto de Gabriela Mistral, lo miré, lo leí y dije: Yo quiero ser como ella. Seguí escribiendo y siempre guardando mis cosas”.
Así pasó el tiempo, sin que Faumelisa sintiera aún la necesidad de compartir su escritura, hasta que se dio la oportunidad de hacerlo en una Feria Costumbrista Mapuche. “Me encontré con Sergio Compayante, que me preguntó si podía llevar algo, le respondí que llevaría unas muñequitas (que yo hacía) y que le pegaría unas verseadas”.
Con el tiempo, Faumelisa, valora aquella oportunidad, “Fue muy potente empezar ahí, porque en Lumaco está toda la fuerza espiritual mapuche intacta, donde continúan las mismas familias y el mismo lof. Desde ahí parto y no pude parar con la poesía”.

“Mis pensamientos se coluden con mis manos”

faume-4Las manos de Faumelisa no sólo escriben, sino que son capaces de encontrar formas y figuras vivas, que nos hablan, y nos cantan. Ello a través de su trabajo con la piedra, material que en sí mismo, posee un valor muy propio del pueblo mapuche; permanecer en el tiempo, llevar a cuestas toda una historia, un largo recorrer por miles de años.
Primero, vinieron las fibras naturales con la cestería, “Partí donde las abuelas antiguas a preguntarles cómo trabajaban la ñocha… me entero de todas esas cosas y me pongo a trabajar. Luego de eso mi espíritu se empieza a mover y se me viene el recuerdo de que antiguamente yo veía a mis abuelas hacer torteras de piedra, le decían tortero o piloilo, es como el motor del huso para hilar. Busqué esa calidad de piedra, y pensé que podría hacer un rostro, y así empecé con el trabajo de la piedra. Yo miraba mis manos en ese tiempo, y me parecía increíble que  tuvieran ese poder”.
“Cuando estoy trabajando con la piedra tengo sueños donde me van mostrando ciertas cosas. La piedra me fascina, me atrapa, y me persigue, la piedra me busca. Estoy acá en la casa y me llega una piedra. Mis familiares encuentran una piedra por ahí y me la traen,  eso me parece muy mágico”.
Artista que reconoce en los diferentes materiales la capacidad de entregar su mensaje, “Para mí el canasto, la piedra y la madera también son poesía. Es palabra pero en piedra, en madera, en un canasto, en el libro, en el canto. Todo es un mensaje”.

Faumelisa y su viaje a las Asambleas de la Onu

“Una vez, me invitaron a la celebración de la mujer indígena en la moneda el año 2007. Desde ahí me ubicaron. Un día estaba en el jardín y recibo una llamada por teléfonoSra Faumelisa Manquepillán, la llamo desde el Ministerio del Interior, por orden de la presidenta, para hacerle una invitación a Nueva York, Estados Unidos, acepta o no acepta. Me puse pálida…”
El viaje con la comitiva presidencial a las asambleas de la ONU fue realizado en 2008,“Fue una experiencia muy bonita… yo tuve la suerte de ser una de las personas que alguna vez la acompañaron en un viaje, aprendí mucho, yo fui con la idea de aprender más la trama estatal…hablamos sobre el convenio 169 de la OIT.”
“Yo soy Faumelisa, la mujer mapuche que hace lo que le gusta, me he hecho conocida sin buscarlo y creo que voy a seguir en esto. Han venido desde la televisión, sin que yo los llame o les cuente nada. Yo siempre tengo los pies en la tierra, tengo una conexión muy potente con ella.”
Hoy esta conciliadora mujer mapuche dice sobrevivir con su arte, “Todo el mundo dice: ¡Ay qué bonito, bravo, urra!, pero eso es todo. Hacer que mi poesía y mis trabajos se valoren cuesta mucho, hacer entender a la gente que yo esto lo he tomado como un trabajo, no como un hobbie, ha sido muy difícil. Lo mío son saberes, como cuando la gente va a la universidad que los guarda, transmite, y  también tienen un valor”.
Una de las formas que utiliza, en la actualidad, para concretar la venta de sus artesanías, como los collares de piedra que realiza, es llevarlos hasta donde la invitan a recitar, actividades que cuando en cuando la sacan de su querido Puquiñe, como el pasado Encuentro de Oralitores realizado en Paillaco, o los distintos eventos que se le vienen en noviembre. “Cuando salgo, siempre llevo mis cosas”.
Desde la escultura, el verso y el canto; al aula.
En el marco de la educación intercultural bilingüe, que según Manquepillán comenzó a trabajarse a nivel regional en 1999, es que Faumelisa ingresa a ser parte de este mundo de la educación, “Ha costado mucho hacer entender que debe ser una política estatal, y no sólo talleres locales”. Para ser hoy una educadora tradicional, “En mi misión, al ser educadora tradicional,  me ha tocado acercar a los chicos a su identidad.”
“Es ahí cuando me toca decirles que no lo elegimos, que somos y que ser mapuche significa mucho.  Que llevamos un ADN, una fuerza, y unos rasgos que debieran orgullecernos porque somos pasado y futuro”.
faume-3
faume-2