miércoles, 28 de enero de 2009

EL TESTAMENTO DE MANUEL MONTT

(José Teiguel – Castro)

“Como poseedores del capital
tan necesario para procrear fortuna.
Como poseedores de la cultura,
el esfuerzo
y un saludable idioma nuevo –
reitero-.
Los hago acreedores a la tenencia de esta tierra
de estos poblados quilantales,
de estos ñilhues, de estos líquenes”.

Mientras tanto es preciso
certificar la presencia de Dios
en esta empresa maravillosa.

Entonces Melwing desabrocha la bragueta
de la cruz
y la clava en medio de los deshabitados ojos.
Y en nuestros pechos desnudos
sentimos el viento gélido de Pérez Rosales
que nos arrincona
hasta hacernos saltar
de nuestros propios huesos:

Y nosotros le pusimos llave
a nuestras bocas.
Y bajo cerrojo
escondimos
la escasa claridad
que nos pedía la historia.

En: Teiguel, José; La heredad del pasto y del agua. 2ª edición, Paginadura Ediciones, 2006.

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